Receta de Cáscaras de naranja en almíbar
Las mermeladas y confituras son exquisitas, prácticas y útiles todo el año. Miles de recetas se enriquecen gracias a estos dulces. Además, preparar frutas en conserva es fácil, pero requiere de cierta paciencia. Pero no te desanimes, porque RecetaGratis te trae una maravillosa alternativa, pues esta receta es muy sencilla y se obtiene un excelente resultado. Vamos a preparar…, ¡cáscaras de naranja en almíbar!
Si deseas preparar frutas en conservas, debes seleccionar frutas ni muy verdes, ni muy maduras. ¿Por qué? Las frutas dañadas se eliminan, porque pueden dañar la mermelada o confitura. En este sentido, ¿qué frutas son buenas para conservas? En realidad, cualquier fruta. Sin embargo, las que gozan de más popularidad son: albaricoque, fresa, frambuesa, naranja amarga, moras con manzana, jalea de manzana…, entre otras muchas. Sin embargo, no te limites, pues la cocina es un laboratorio. Mientras te diviertes ensayando, puede surgir un delicioso descubrimiento. Por eso, en esta ocasión, preparemos unas magníficas y fragantes cáscaras de naranja en almíbar. Un postre magnifico en sabor y gran aporte para la salud.
Ingredientes para hacer Cáscaras de naranja en almíbar:
Cómo hacer Cáscaras de naranja en almíbar:
Lava muy bien las naranjas para nuestra receta de naranja confitada casera. Utiliza un cuchillo muy afilado para cortar las rodajas de naranja. Elimina los dos extremos de la naranja y, a partir de allí, comienza a cortar las rodajas.
Corta la naranja en rodajas muy finas. Aunque el grosor suele depender de la receta y del gusto propio, lo usual es cortar en rodajas finas.
Truco: Si deseas confitar más naranjas, aumenta las cantidades proporcionalmente.
Verte agua en un cazo y deja que rompa a hervir. Entonces, coloca las naranjas con mucho cuidado. Espera 1 minuto y saca del agua las rodajas sin romperlas. Coloca las naranjas dentro de un colador, así escurrirán todo el agua.
Repite este paso 2 veces más, para un total de 3. Así, eliminas gran parte de sabor amargo de la concha y obtendrás cáscaras de naranja en almíbar dulce. Aunque, también es delicioso el dulce de naranja agria. Tiempo total de este paso: 3 minutos.
Vacía en un cazo el agua fría y el azúcar, y remueve hasta que el azúcar quede transparente. Espera hasta el momento de ebullición. Así crearás un almíbar para el dulce de naranja perfecto.
Coloca con mucho cuidado cada rodaja por separado, así no se romperán y la naranja confitada gozará de una buena presentación. Hunde un poco las rodajas para que se impregnen del agua, pero con mucho cuidado para no romperlas. Deja que hierva a fuego bajo alrededor de una 1 hora y tapa.
Sabrás que el dulce de naranja está listo cuando las naranjas adquieran un aspecto brillante y su tono sea más intenso.
Una vez listas, déjalas reposar a temperatura ambiente en su almíbar. Las puedes conservar en el frigorífico para cuando la necesites. Estos pasos son muy semejantes a los necesarios para los cascos de naranja.
¡Qué fragancia tan deliciosa emana de la cáscara de naranja en almíbar! ¿Te animas a preparar esta receta? Si la respuesta es afirmativa, me encantaría saber tu opinión y recibir una foto de tu creación.
¿Combinaciones o usos para las cáscaras de naranja confitadas? Infinitos. Puedes preparar jugos, decorar tartas como un bizcocho de naranja, helados, carnes como el pollo a la naranja y…, ¡muchas otras! ¿Lo mejor de todo? Siempre tendrás las cáscaras a mano, porque se mantienen muy bien por un buen tiempo.
Si te ha gustado la receta de Cáscaras de naranja en almíbar, te sugerimos que entres en nuestra categoría de Recetas de Postres con frutas.
Beneficios de la cáscara de naranja
¿Beneficios de las cáscaras de naranja? Favorecen la digestión, evitan las infecciones, ayudan a bajar el colesterol y facilitan la pérdida de peso.
La pasión por preservar sabores y texturas, data de muchos siglos atrás. Los romanos fueron los primeros en descubrir el placer por conservar frutas y las flores. Ellos utilizaban la miel que posee maravillosas cualidades conservantes para sus conservas. Sin embargo, los primeros en preservar alimentos en general fueron los hombres del paleolítico, para enfrentar los tiempos de escasez. Por otra parte, las conservas también les facilitaban la vida cotidiana, pues les economizaba el tiempo. Así, surgieron las primeras maneras de conservar alimentos: el frío (en zonas donde había hielo y nieve), la desecación (se eliminaba el agua de los comestibles por medio de la exposición al sol, la presión y el humo).